Este verano he presenciado unas actuaciones altamente sospechosas. He llevado a mi hija a un lugar donde, sin más que identificarnos, accedimos a llevarnos varios libros que pudimos leer durante los siguientes días.
No contentos con eso, al llevarlos (Las Crónicas de Narnia), pudimos cambiarlos por los siguientes de la colección... ¡y así hasta terminarla!
Yo, por mi parte, también pude acceder a uno de Almudena Grandes (Atlas de geografía humana), que lamentablemente no me daba tiempo a leer en los días que me quedaban de vacaciones... aunque no sea su mejor libro.
Y otra cosa que me llamó la atención de estos cara duras fue que, a parte de ofrecerme un grandísimo catálogo disponible, disponen de un sistema de sugerencias. Resulta que puedo pedirles que 'me compren' ¡un libro al mes!... como lo oyen... menudos impresentables...
Y luego tienen la cara de disponer de una página web para realizar reservas, pedir que prolonguen el plazo de devolución, sugerencias, etc... ¡todo ello cómodamente desde casa! Está en el apartado 'servicios en línea' de esta web.
Evidentemente, estoy hablando de una biblioteca. Pero me resultó curioso que el acceso a la cultura y al préstamo de libros sea tan sencillo (en algunas comunidades autónomas)... y el revuelo que se monta cuando se habla del acceso 'electrónico' (y por tanto mucho más sencillo, rápido y económico) a esos mismos libros.
Enhorabuena a la red de bibliotecas de Castilla la Mancha, donde me facilitaron enormemente el trámite para darnos de alta; si bien mantienen lo de 'fotocopia del DNI' (que 'rescataron' de mi antigua ficha manual), no nos pidieron foto y la hicieron allí mismo... (ya os contaré en breve porqué digo esto).
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