29 junio 2006

¿De dónde salió la primera persona?

Los niños tienen una lógica aplastante. Mi peque, de 5 años, tiene arranques sorprendentes. El último vino a ser algo como: Si yo nací de la barriga de mamá, y mamá de la barriga de la abuela, y así, así... ¿de dónde salió la primera persona?.
Con el tiempo, he aprendido a sonsacarle alguna información con un poco de picardía, y me puse manos a la obra para intentar averiguar el origen de esa duda... ¿le han hablado de Dios? ¿lo han comentado en clase? ¿los amigos?... ella me deja claro que no: yo que me lo he pensao...
Manos a la obra, expliquemos a un niño de 5 años la teoría de la evolución, y aclarémosle que no hay una primera persona, sino que venimos de sucesivas generaciones y de un proceso laaargo, de millones de años... (a ella, que el sábado próximo, pasado mañana, es un millón de años si va a ir a la playa...)
A mitad de la explicación, notando las gotas de sudor que corren por mi frente, cuando había pasado de los monos a las zarigüellas, y de ahí a los dinosaurios... justo antes de llegar a los peces que se atrevieron a pisar tierra firme, me suelta: ¿como en el capítulo ese de Érase una vez el cuerpo humano? ¿me lo pondrás al llegar a casa?
¡Salvado! ¡Efectivamente cariño, como en ese capítulo!... bendita serie, y benditos dibujos animados... de los de antes...
En fin, pienso que hubiera sido mucho más fácil aquello de: 'A Adán lo creó Dios con barro'... pero me temo que me habría preguntado ¿y Dios de dónde nació? y ciertamente, puedo intentar explicar la Teoría de la evolución a un niño de 5... pero el concepto de Fé... va a ser que no.

28 junio 2006

Mis puertas están abiertas

Era uno de tantos documentales, de esos que emite el Discovery Channel, en él una científica canadiense, experta en anomalías genéticas, se desplazaba a la India e interviene quirúrgicamente a un niño que había absorbido el feto de un hermano gemelo que nunca llegó a desarrollarse.
En la última escena, la madre del muchacho, con los ojos llenos de lágrimas, explica cómo había vivido con la culpa de la superstición preguntándose qué había hecho para haber recibido ese castigo.
Aquella sabia doctora le explicaba que era una cosa normal, que ocurría de tanto en tanto y que no tenía que preocuparse... nada había hecho y nada habría podido hacer por evitarlo.
La madre se enjugó las lágrimas, agradeciendo el largo desplazamiento y la ayuda de la Doctora, y mirándola a los ojos dijo: Mis puertas están abiertas, ven y sé mi invitada.
Aquella pobre mujer no tenía nada más que ofrecer, y ofreció nada menos que todo lo que tenía, fue un momento bonito y me gustó esa frase.
Tenía ganas de escribirla para poder recordarla y tenía el proyecto de crear un blog, mi blog, un lugar en el que realizar una autoterapia dejando mis pensamientos sobre una frase, una imágen, una escena... cualquier cosa que me dé que pensar... así que aquí está, que sirva de invitación a cualquiera que quiera comentarlos: Las puertas de mi blog están abiertas, entrad y sed mis invitados.