Mi Luna de Valencia

Hace tiempo me preguntó un madrileño que qué significaba eso de "La Luna de Valencia", me tocó reflexionar un poco y en el fondo no conseguí convencerme ni a mí mismo con la explicación que le di.
¿Pero qué le voy a decir? Es tan complicado, le expliqué que algunas noches claras de verano con luna llena, cuando la miras desde la playa, ésta aparece especialmente bonita... muy soso vamos...
Recuerdo una noche en la que apareció una luna espectacular, del un tamaño de dos o tres veces más grande del habitual, íbamos en el coche, y la luna empezó a jugar con mis hijos al escondite entre los edificios. Decidimos perseguirla para quitarnos todas las fincas de enmedio, y lo conseguimos al llegar al puerto, donde disfrutamos de una espectacular y rojiza luna que hizo las delicias de los peques... esa era la Luna de Valencia.
El viernes volví a verla, cenaba en la playa con unos amigos y apareció, morena sobre el horizonte, conforme transcurrió la noche se fue alzando y cambiando sus colores a un naranja oscuro que fue aclarándose minuto a minuto mientras se elevaba lanzando pinceladas de plata a las tranquilas aguas del mediterráneo.
Luego paseamos descalzos por la playa, entre amigos y risas, compartiéndola con la gente que se agolpaba en el paseo marítimo ajenos totalmente al espectáculo que nos ofrecía La Luna de Valencia (así con mayúsculas), que a esas alturas de la noche se había convertido en el estándar de luna, en el modelo, en la foto que debiera salir en todos los libros de astronomía justo encima del pie de foto que dijera 'La luna', con su exquisita redondez perfecta y regular, con sus manchas y sombras perfectas e irregulares.